Corría el año 1997 cuando la que hoy es mi compañera, por la gracia de Dios, inició una serie de contactos con el fin de evangelizar. Esos contactos resultaron, a lo largo del tiempo, en un reducido grupo de hermanos que empezamos a reunirnos en un local en el pueblo de El Campello (Alicante).

Por aquel entonces, ya casados, y queriendo saber la voluntad de nuestro Dios, oramos pidiendo guía y dirección a nuestro Dios para confirmar que su voluntad era iniciar esta nueva obra. Y la verdad, el Señor, como siempre, no nos defraudó.

Al poco tiempo, en el año 1999, encontramos el local que tenemos ahora y el Señor ha ido añadiendo a su familia hasta el día de hoy, donde nos congregamos alrededor de 30 personas y, por la gracia de Dios, trabajamos en prisiones y ayuda social, esperando siempre que El Señor añada tanto en calidad como en cantidad.

¿Por qué Milo?

La explicación de que la Iglesia se llame «Milo» tiene su origen en un tiempo alrededor del año 1997 cuando, buscando a Dios sobre la realidad de la Iglesia, el Señor me hizo ver la necesidad de que su pueblo alcanzara una madurez, es decir, se desarrollara plenamente, o sea, llegara a una “plenitud”.

Y este es uno de los significados de “MILO” (en realidad, MILLO), que parece ser que era un lugar en la Ciudad de David, próximo o unido a la muralla de Jerusalén, que servía de contrafuerte y que probablemente tenía un pequeño jardín o lugar de esparcimiento (1ª Crónicas 11:8; 2 Crónicas 32:5).

Fue esta imagen de cierre de muralla (que representa plenitud de protección), y de esparcimiento (plenitud por haber alcanzado descanso. Dios “descansó”) lo que me llevó a poner este nombre; de manera profética, esperando en fe que algún día Dios cumpliría lo escrito y llevaría a su Iglesia a la “plenitud” según su santa voluntad.

César Molina, Pastor de la Iglesia Milo.